miércoles, 30 de octubre de 2013

29 / 10 / 2013 - Choricidio

Solecito bueno y tus fajas al viento, las de mi vecina de abajo supongo. Me desperté de bastante buen humor, a saber, la casa para mí sólo por la mañana, no entraba tan temprano pero sí antes que Marta y Alex.

Fui a clases, la única que tenía ayer, y por el camino pude comprobar un gran cambio de temperatura con respecto a los días atrás, un bajón enorme en tan sólo 24 horas, debí haberme abrigado más. Hacía tanto frío polar que incluso avisé a Marta de que se abrigase cuando saliese.

Me gustaba la clase que tenía, e incluso el profesor, un encanto, pero no era mi día ni mi momento, nada negativo, todo lo contrario, estaba en mi mundo, mi cuerpo estuvo una hora y media en la clase pero Zúh en otra dimensión, haciendo dibujos, bocetos y escribiendo tormentas de ideas sobre futuros proyectos y escritos. No es que no me interesase la clase, sino que me inspiraba a escribir, es como si nos explicasen el suelo y no nos dejasen levantar el cuello para comprobar que hay más aparte de lo que   pisamos.

Terminadas las clases, volví al piso y tuve una tarde corriente, de esas que escribo en apenas una o dos líneas: escribí un poco, hice la compra, me hice de comer y... espera, no todo fue corriente ayer; mientras cortaba un poco de chorizo para echárselo en la pasta, Alex me dio un susto por detrás, le salió bien la jugada, sí, no me lo esperaba, pero estuve a punto de perder mi dedo índice izquierdo, con el cual me di con el cuchillo pero con la parte trasera. Con esto, Alex ha encendido la mecha, ahora sólo le toca esperar a saber cuándo explotará el petardo.

Bueno, tras comer, ambos se fueron a sus habitaciones, Marta me dejó la mitad de su manzana (ácida como la lengua de John Lemon) y me la comí con un yogur de fresa (recordad el sabor). Hice un poco el vago y me puse a estudiar y hacer ejercicios, hasta las 19 o así, unas tres horas.

Ya entrada la noche, los dos salieron de sus respectivas madrigueras y dieron algo de vida al piso. Me puse a ver "Atrapa un millón" con ella y nos pusimos a criticar a sus concursantes como buenas filólogas marujas que somos, tras eso, nos hicimos de cenar juntos, sandwiches muy ricos y nos inflamos a almendras "tuestás", por último, me realizó un baile sensual latinoegipcio y todos nos fuimos a dormir, nos tocaba madrugón infernal al día siguiente.

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