sábado, 28 de septiembre de 2013

27 / 09 / 2013 - Las primeras gotas

Mucho sueño, no os podéis imaginar, había oído horas antes de levantarme gotas caer, al parecer había llovido, pero en ese momento hacía mucha calor y el sol pegaba bien duro, quizá sólo lo soñé.

Como esperaba visita, debía vestirme y salir para recibirla, pero esa mañana el sueño podía conmigo, así que me di una leve ducha calentita y volví a la cama a esperar que viniese. Así hice, un buen rato de sueño de nuevo hasta que llamaron al telefonillo.

Estuvimos un rato en el piso hasta que salimos a dar una vuelta. Al minuto de haber salido, sentí frío, había una ligera brisa bastante helada, por lo que volví para pillar una sudadera, y justo en el portal del piso, me encontré a la señora que vivía debajo nuestra. Se quejó bastante del ruido de ruido de la noche anterior, del sillón de tres toneladas que hace ruido al moverse (no hay otra forma, pesa mucho), de que dejaron la puerta de abajo abierta al salir (falso, la cerraron) y de que el ruido estuvo hasta las 4 de la madrugada (se fueron a las 2). No me gustó su actitud, así que le di la razón dejándola feliz en su ignorancia y subí. Advertí a Marta de lo la noche anterior y que intentara no repetirlo, cogí la sudadera y volví, corriendo porque llevaba bastante tiempo esperándome.

Voltio por las calles gaditanas, vimos locales bastante interesantes, paseo por la playa, fotos, etc. Al rato, volvimos para almorzar y descansar, hasta las 3 o 4 horas, que volvimos a salir. No llovía aún, pero las nubes negras descargarían en breve. Fuimos a ver una exposición de títeres, bastante entretenida y curiosa, os la recomiendo. Compramos churros, nos mojamos, hicimos la compra en el Carrefour, que estaba de rebajas de otoño imagino, porque la cola que había no era normal.

Durante el paseo, estuve pensando qué día volver a mis tierras, ya que debía de hacer una última visita antes de empezar las clases, y mi hermana y una amiga tenían pensado venir y quedarse al día siguiente, pero de esa forma sólo volvería para un día y lo más probable es que no hiciésemos mucho por la lluvia, así que esa noche acabé de vuelta en mi hogar, después de haber cenado y despedido a toda la casa (que ese día también se llenó, así que el Tabú y juego para otro día).

Fue un día precioso, ya echaba de menos la lluvia entre otras cosas.

viernes, 27 de septiembre de 2013

26 / 09 / 2013 - Han reformado la cocina

Alarma, ese día madrugaba, ducha, ese día debía estar guapo, desayuno, debía tener fuerzas, carreteras cortadas, no sirvió de nada todo lo anterior.

Esperaba visita por la mañana, pero como ayer Cádiz estaba en una cúpula de la que nadie podía entrar ni salir, tuvo que volverse en coche por donde vino y volver a Cádiz después de comer. A pesar de todo, mantuve la calma y tras comer pude verle. Fuimos a un hotel, bastante bonito por cierto, de Cádiz, para que mi acompañante hiciese unas pruebas de selección para el programa "De buena ley". Le pidieron volver al día siguiente, por lo deduzco que sí ha sido seleccionado, o eso o que la "juez" se ha enamorado.

Luego, tarde tranquila, había venido una nueva amiga de Marta; Paula, la cual me simpatizó bastante bien a primera vista, veremos como acabamos. Mi visita y ellas se fueron a la hora, por lo que me quedé solo, y pensé; ¿qué hago ahora? Sólo tuve que ir a la cocina para asegurarme que lo que tenía que hacer era limpiar, limpiar y ordenar, nada era mío pero en este piso, y sobretodo la cocina, conviene no dejar las cosas sucias por mucho tiempo. Limpié todo menos el arroz, y además, ordené todos los muebles de la cocina, para conseguir espacio y una mejor colocación de las cosas.

Cuando me quedé solo, empecé a escribir una obra de teatro amarga con punta dulce, la cual presentaré a este certamen: http://taetro-teatrominimo.blogspot.com.es/

Llevaba ya unos tres folios cuando llegó visita; Marta, Nerea y María, una amiga nueva, que casualmente, también me cae muy bien, Marta tiene amigos de muy buen agrado, por lo que tuve que parar de escribir. Estuvieron realizando la matrícula y mirando los precios, y me sentí la persona más afortunada del mundo al haber aprobado todo y optar a beca, y espero seguir aprobándolo todo en los próximos cursos, es lo que me toca, ya que aquello parecía una telenovela dramática mientras veían lo que tenían que pagar, "Pasión de Matrícula".

Luego llegó Manu y Laura y más tarde Alex, que venía de San Fernando de haber quedado con una chica para jugar al parchís en el Burguer King, pero no hubo suerte y jugaron a las damas.

Noche de juegos, para variar, no pudimos jugar al Humor ya que no tenían las instrucciones, así que volvimos al Tabú, y he de decir, que María hace muy bien las tarjetas verdes. Nerea me dejó un bonito recuerdo en una servilleta, lo guardaré en la papele... digo, en mi pared. Se fueron bastante tarde, todos menos María, que esa noche se quedaba a dormir.

Lo que viene a continuación suele ser lo mismo de cada noche; charlas sobre sexualidad con el plus añadido de María, ¡dulces sueños!

jueves, 26 de septiembre de 2013

25 / 09 / 2013 - ¡Él fue Piolín!

"Knock knock" fue lo primero que escuché, lo que me despertó, lo que pedí que sonara la noche antes, era Marta golpeando la puerta para que me despertase, ya que iba a ir a la facultad y quería acompañarla y así aprovechar para dar un paseo.

Yo ya me había arreglado y duchado, estaba listo, pero Marta entró al baño, y después de esto sólo os puedo dar un "etc". Mientras la esperaba, llegó Alex, muy apurado, pesaban sus maletas y hacía calor, sólo le quedaba lo peor y más duro; cruzar el pasillo hasta su habitación.

Cuando nos íbamos, le informamos a Alex sobre el pequeño problemita de la reproducción de las moscas, y él se ofreció a arreglarlo, por lo que nos fuimos medio tranquilos a la facultad. Allí pasamos un par de horas con nuestros portátiles y viendo como los chupifilólogos que por 3 créditos matan, MA-TAN, les ensañaban  sin conocimiento alguno de como ejercer de guía, la facultad a los de primer año, cosa que conmigo no hicieron, afortunadamente.

Cuando ya volvíamos al piso, con mucha hambre, tomamos varias calles y recorridos para ver si coincidíamos con la librería Raimundo, pero no hubo suerte, no tendremos otra que buscar la dirección en google.

Lo que ocurrió tras llegar al piso está censurado, sólo os diré moscas, nada más. Almorzamos bastante tarde, igual que merendar y cenar (me adelanto al futuro, pero cenamos a las 2 de la mañana, bocatas de pollo de nuestra mami Marta).

Luego, tarde tranquila, cosas cotidianas y hogareñas, hasta que llegaron Manu, Nerea, Laura y la amiga de Laura, con los que pasamos una genial noche, que se me hizo bastante corta, volvimos a jugar a lo típico pero efectivo: Tabú y Psiquiatría. También jugamos a "¿Quién soy?", entre los que salieron personajes como Don Limpio, Chiquito, yo mismo y Piolín (otra vez...), entre otros.

Lo que ocurrió después ya os lo conté, cenamos Marta y yo, y tras eso, señores, conversaciones sexuales a las 3 de la madrugada, como se nota que estamos cogiendo confianza demasiado rápido...

miércoles, 25 de septiembre de 2013

23 & 24 / 09 / 2013 - Uno a uno

Después de cuatro días volví al velero, digo... al piso, y no, evidentemente, no volví sólo, tuve ayuda y compañía hasta la mañana siguiente, posiblemente la mejor que se puede tener.

Ninguno de mis compañeros había llegado aún, Alex se encontraba mal y vendría cuando se encontrase mejor, y Marta llegaría al día siguiente. Pasé una buena noche, divertida y trasnochadora. Por la mañana, tuve que quedarme solo, almorcé, limpié un poco e hice un par de cosas "productivas", pero cansado de que no viniese el internet, me fui a dar un paseo y me llevé el portátil, ya que me dirigía hacia la biblioteca de la facultad, y aprovechar así para echar la matrícula y la beca.

La facultad estaba vacía, desierta, ni chupierasmus había, desolada, no se notaba que las clases empezaban en una semana. Tardé bastante tiempo en terminar la matrícula, ya que la hice detenidamente, y justo en el último paso, a un clic de terminar, me informan de que no la puedo realizar hasta que el profesor de latín quiera poner mi aprobado en las actas, os podéis imaginar la dimensión de la maldición gitana que le eché.

Hablando con Marta desde el ordenador, me dijo que llegaría en breve, así que recogí mis cosas y me dirigí hacia el piso. En mitad del camino, me encontré, casualmente, con una librería de segunda mano, "Raimundo", y lo más gracioso es que quería coincidir con alguna de las otras dos que conozco (una vez que salí de "Raimundo" me lavaron el cerebro ya que no he vuelto a saber llegar a ella).

Llegué al piso, aún estaba ella sacando sus cosas y ordenándolas, hacía una calor enorme, así que me llevé un rato con Gloria, ¿no sabéis quién es aún? ya os la presentaré.

Marta me propuso dar una vuelta con sus amigos; Nerea, Manu y más tarde Laura y las amigas de Laura, o así las llama Marta...

Fue una buena tarde-noche, nos hicimos fotos, jugamos al genial juego del Jungle Speed (nótese la ironía), risas, tabú, polvos, pizzas y premios Fanta, digo... Neox.

Me acosté relativamente temprano, en cuanto nuestros invitados se fueron, ya que estaba cansado y no había internet, por lo que me aburrí bastante rápido y mis ojos se cayeron leeeeeeentameeeeeente...

jueves, 19 de septiembre de 2013

18 & 19 / 09 / 2013 - Surcando mares tempestuosos

En mi gran viejo velero amanecí, reflejado por el eco de los rayos del sol. No me encontraba solo, eramos dos en la tripulación. Mi compañero, no muy avispado, dudaba y dudaba, no sabía si tomar tierras lejanas, debía recoger sus enseres, pero no sabía que día partir, estaba bien anclado a mi hermoso barco.

Tras pensarlo durante horas, decidió partir, dejándome sin compañía en mi velero. Dediqué el día entero a descubrir los misterios que entrañaban aquel buque y encontrar los objetos perdidos y escondidos que se me encargó.

Hasta que entrada la noche, un pícaro marinero en su humilde barca y con una mochila muy llana, vino a visitarme y a pasar la noche, amenizando mi estancia. A la mañana siguiente tuvo que partir, y aprovechando que llevaba el mismo destino, me monté en su barca y a tierras cercanas juntos fuimos.

No sé aún cuando volveré a mi velero ni como, pero espero que sea pronto.

miércoles, 18 de septiembre de 2013

17 / 09 / 2013 - Aria, Gregorio, Tortelini, Artión y Luke

Esos son los nombres de nuestros vecinos de enfrente, los gatos.

Bonita mañana, me desperté algo más tarde que los últimos días, pero aún así no era poco más de las 11, el sol por la ventana volvió a hacer de las suyas.

Marta llegó a la hora de haberme despertado, desayunado y todas esas cosas, tenía prisa, se iba a su pueblo y volvería después del fin de semana. Mientras ella preparaba la maleta, me comentó que no le había ido tan mal como esperaba en el examen, y que quizá apruebe. Al instante, vino Alex, el que más había dormido. Él también se iba a su pueblo, y Marta le dijo que si la acompañaba a la estación, pero curiosamente, él iba a coger un autobús más tarde.

Ella se fue, y mientras veía programas de subasta, Alex tenía una lucha interna entre irse, o no irse, y creo que ganó la segunda parte, no hay quien saque a este chico de la casa.

Después de haber comido y limpiado, me quedé en mi cuarto, pasé la tarde ordenando mis redes sociales y sí, escribiendo, bastante. Luego, poco más, fui a dar un paseo por la playa, volví para pillar una sudadera porque empezaba a refrescar y aproveché para decirle a Alex si venía conmigo, pero le daba pereza, repito, no hay quien saque a este chico de la casa.

Un paseo bastante largo, por la bahía, San Sebastián y luego parte del centro gaditano, bastante movido y con gente ayer. A las horas volví, me hice de cenar algo ligero, no como Alex, que creo que quedó listo para no comer en los próximos cuatro días.

Mientras él se hacía su comida, las ventanas se empañaron, y escribí en ellas los nombres de los gatos; Gregorio y Tortelini los bauticé yo, son la madre y el de pelaje más claro, Aria y Artión son pequeños y oscuros, los puso Alex, y Luke... ¿quién le puso ese nombre al último?

Al poco tiempo me fui a mi cama, y no sé para que le dije buenas noches a Alex, ya que por la fiesta que montó en la cocina y el internet que no le iba bien, volví a verlo unas siete u ocho veces.

martes, 17 de septiembre de 2013

16 / 09 / 2013 - ¿Quién es el tercer anticristo?

Juan Ramón Jíménez quizá, apareciendo en mi examen con un poema cuando yo esperaba una obra teatral, he aquí las predicciones de Nostradamus;


Y yo me iré. Y se quedarán los pájaros cantando,
y se quedará mi huerto con su verde árbol,
y con su pozo blanco.

Todas las tardes el cielo será azul y plácido,
y tocarán, como esta tarde están tocando,
las campanas del campanario.

Se morirán aquellos que me amaron,
y el pueblo se hará nuevo cada año,
y en el rincón de aquel mi huerto florido y encalado,
mi espíritu errará, nostálgico.

Y yo me iré, y estaré solo, sin hogar, sin árbol
verde, sin pozo blanco,
sin cielo azul y plácido...
Y se quedarán los pájaros cantando


Ese día me había levantado muy temprano también, llevaba una buena racha y estaba empezando a notarlo negativamente ya (tal y como dije, la noche antes me acosté cerca de las 6). Fui a sacar copias de un comentario que tenía que entregar, volví al piso a repasar y desayunar y me dirigí a la facultad a hacer el examen, saliendo de allí sobre las 13.40.

El resto de día ha sido muy pacífico y corriente; Marta ha pasado mucho tiempo fuera, tenía su examen al día siguiente y Alex sigue hablando solo y gritando en su cuarto. Hoy dediqué la tarde a limpiar un poco el piso; barrí todo el suelo, sí, del pasillo también, y dejé la cocina y el baño más limpios y presentables, acabé bastante cansado y sudado, para qué negarlo.

Luego, noche tranquila, medio frito en el sofá, viendo programas sobre el anticristo, siendo el primero Napoleón, luego Hitler y afirmando yo que a parte de Juan Ramón Jíménez, Ana Botella es una buena candidata.

lunes, 16 de septiembre de 2013

15 / 09 / 2013 - ¿De qué sabor?

Me desperté relativamente temprano, el primero de la casa. Me dispuse a estudiar un poco y ordenar apuntes para el lunes, y así aproveché la mañana. Alex se desperté a la hora y Marta bastante tarde, ya que se había ido muy, y digo muy, tarde a dormir.

Había estado hablando con un amigo de mis tierras y decidió venir a verme después de comer, sí, lo echaba de menos. Y así fue, después de almorzar, cuando ya estaba de camino a Cádiz, iba a entrar en la ducha pero una Marta salvaje apareció y ocupó el baño real. Después de un ratito de nada (más de media hora), salió de la ducha y ya podía entrar, que mi amigo estaba en la catedral esperándome (sí, ya había llegado), pero, un Alex salvaje apareció para que le ayudase a mover las mesas, y bueno, así hice, logré ducharme después e ir hacia la catedral, menos mal que mi amigo es comprensible.

Pasamos una bonita tarde de paseo gaditano, de exposiciones y chorradas variadas. Ya entrada la noche fui a acompañarle a su coche, que estaba en Puerta de Tierra. Tras eso, volví al piso, que no estaba para nada vacío; habían venido tres amigos de Marta y estaban cenando.

Me simpatizaron bastante bien sus amigos, jugamos al Jungle Speed, el cual mi lentitud impide que pueda jugar con alguna probabilidad de ganar. Pero ya luego volvimos a jugar a ¿Quién soy?, y varios personajes como Gloria (nuestro ventilador), la naranja molesta y Hawking costaron la vida misma.

Cuando ya nos quedamos solos, empezamos a hablar de sexualidad, relaciones y todo lo relacionado, después de una semana ya había confianza para sacar ese tema a la luz, sobre nuestras parejas pasadas y desventuras amorosas.

Entre eso, haciendo trucos de magia y buscando objetos en un juego de misterio, se nos pasaron las horas y nos fuimos a dormir casi a las 6 de la madrugada, una burrada, pero mereció la pena.

domingo, 15 de septiembre de 2013

14 / 09 / 2013 - Dibujar un 21 en la arena de la playa

Ese día me desperté antes que nadie, aunque también fui el primero en irse a la cama. Estuve un rato pequeño en el salón, leyendo apuntes ya que el internet no iba. A los minutos vino Marta, con su genial pijama azul de corazones, por el cual ahora la llamamos nuestra "nurse" o "nursy". A ella tampoco le iba el internet, por lo que lo único que nos quedaba era esperar a nuestro querido ingeniero informático.

Al poco de él se levantase, el internet volvió a la normalidad y pasamos una tranquila mañana  de risas mientras Marta leía, o eso dice que ella que hacía. Cada uno se preparó un plato diferente para almorzar muy típico de cada uno.

Ya luego a la tarde, Marta se había ido con una amiga y Alex estaba realizando bricomanía realizando un  cubo de reciclaje casero, que bastante "molón" quedó, por lo que yo me dispuse a leer, leer guiones de teatro esenciales para el examen del lunes (o quizá no, pero leer nunca es perder el tiempo). Cinco horas leyendo entre "La venganza de Don Mendo" y "El Mercader de Venecia". Cuando acabé era de noche, y no tenía ganas de cenar ese día, así que me duché y me fui a pasear por la playa.

Tenía muchas ganas de hablar por teléfono con alguien que al parecer, no las tenía conmigo, así que fue una conversación algo desagradable y unos minutos perdidos del día. Mientras hablaba por teléfono, hice dibujos en la arena; una rosa de los vientos, un 21, el típico caracol y a Timón y Pumba.

Tras terminar el paseo, sólo quería volver a casa y tumbarme en el sofá, y eso hice, esperando a Marta nos encontrábamos, ya que había ido a "estudiar" y sin ella no podíamos empezar la cachimba, que por cierto, llevaba helado de cola en su base.

Poco más, ella llegó, estaba bastante bien la cachimba esta vez con los apaños que el ingeniero le hizo, vimos vídeos tontos, risas, y fui el primero en irme a dormir, sobre las 2 o 3 de la madrugada, estaba muy cansado del día.

sábado, 14 de septiembre de 2013

13 / 09 / 2013 - 09:44

Esa era la hora que marcaba mi móvil cuando lo miré, ¿cuál era el problema? Mi examen empezaba a las 9, es decir, me había quedado 44 minutos dormido.

Todo lo que hice a continuación no duró más de un minuto, ya que cuando salí de casa, eran las 09:45; me levanté de un salto, abrí la ventana, me puse la ropa, fui al baño, me lavé los dientes, me eché agua en la cara, me sequé la cara, algo de desodorante, fui a la cocina, me comí una magdalena, volví a mi cuarto, metí las cosas en la maleta, cogí mi móvil, cartera y llaves y me fui.

Bastante acelerado y sofocado, planeando todo el camino la excusa que iba a usar para poder entrar al examen una hora tarde. Fueron unos 15 minutos andando, ya que llegué justo a las 10:00. Entré en la facultad tras sortear varias limpiadoras que estaban manifestándose en la puerta, subí las escaleras, me dirigía al aula 22, y justo antes de llegar, en la puerta del aula, me encontré al profesor de latín hablando con otro, le dije que había tenido problemas llevando a mi hermana al hospital (sí, en 15 minutos sólo llegué a eso) y me dijo que no había problema, que entrase que el profesor que estaba dentro me daría el examen.

Hacer el examen allí y después de haber venido corriendo era como hacerlo en plena calle soleada un día de agosto en Sevilla, pero sobreviví, lo hice, salí incluso antes que muchos de los que estaban allí, y eso que llegué una hora tarde. A decir verdad, éste examen me salió mejor que el de junio, o al menos, yo estoy algo más convencido del 4.25 de junio, aún así, es igual de probable el suspenso que el aprobado, el latín no es lo mío.

Terminé el examen y volví al piso, cogiendo por distintas calles para conocer locales y sitios, tardando lo mismo que por cualquier otra ruta que hubiese cogido.

Llegué al piso y algo se repetía, Marta estaba fuera estudiando y Alex en su sillón de siempre con sus "tecnologicosas" y viendo en la tele cosas de reptiles.

Le conté la dinámica mañana y me quedé en el sofá con mi portátil y mis cosas hasta la hora de comer. Me puse los cascos para que pudiera ver la televisión tranquilamente, pero tuve que quitármelos y ponérmelos unas 40 veces cada vez que me hablaba.

A las horas llegó Marta, saludó, preguntó por mi examen y me dijo que se iba a Sanlúcar, que volvía a la noche, hizo su maleta y se marchó, fue muy fugaz.

Alex se volvió a su cuarto, y empezó a hablar solo y gritar, o eso era lo que yo pensaba, ya que realmente estaba jugando y hablando con otros.

Me preparé mi almuerzo, espaguetis picantes, recogí un poco el salón y la cocina y me fui a mi cuarto. Me disponía a leerme "El faro", ya que tenía que realizar un comentario sobre él y entregarlo el lunes junto al segundo examen. Y así pasé mi tarde, cerré la ventana, todo oscuro, puse música tétrica ambiental y en una hora y poco más me lo terminé.

Mi hermana me había avisado de que vendría a verme, por lo que me duché y esperé a que me dijera algo. Alex había almorzado bastante tarde, no lo veía yo bien ese día.

Sobre las 20:00 salí de mi casa hacia la catedral, me esperaban mi hermana y Álvaro, su novio. Pasé buena tarde con ellos, me regalaron unos dibujos que me habían hecho mis amigos de Chiclana y un brick de zumo de naranja, y algo de chucherías, que conste.

Tras pasear e idear un plan para que mi hermana se quedase a dormir "en mi piso", sí, "mi piso", estuvimos jugando a las cartas con un amigo de ellos de Cádiz con el cual simpaticé bastante bien, aunque no me gusta la idea de que me supere en "peludez", no recuerdo su nombre, quizá no lo dijeron bastante, pero espero verle más veces y ganarle más partidas a las cartas. Por cierto, es un hipster moreno.

Ya luego a la noche, tras despedirlos y volver a mi piso, tardé dos segundos en darme cuenta de que Marta había llegado ya; su buen olor a frutas. Soy muy sensible a los olores y convivir con una persona así es de las cosas más gratificantes que puede haber.

Y así fue, entré, y a dos pasos de ir al salón, ella asomó su cabeza desde el cuarto de baño allí a lo lejos del pasillo y me saludó. Tuvo que irse, ya que había quedado con una amiga y estaba arreglándose, por lo que hoy había sido un día fugaz con ella.

Alex estaba enfermo y no tenía muchas ganas de nada, por lo que me ofrecí a ser su enfermerillo si él lo requería. Cené un kebab con algo de especias, y me fui a mi cuarto a leer, pero el cansancio pudo conmigo y dejé la lectura para mañana, por lo que me fui a dormir algo temprano, había sido un día muy movido.

viernes, 13 de septiembre de 2013

12 / 09 / 2013 - Soy un elefante en moto

No hacía tanto sol, y la temperatura era agradable, por lo que me desperté más tarde que los días anteriores (estaba cansado de madrugones), sobre las 11 o 12.

Algo que se repite cada día; después de arreglarme un poco en el cuarto de baño (sí, un poco sólo, estoy en mi casa, ¡hombre!), fui al salón con algo de velocidad (el pasillo tan enorme incita a ello), y frené antes de llegar al salón, ya que estaba Alex, sentado en el mismo sillón de siempre y con su tablet. Me dijo que Marta se había ido a estudiar fuera, así que aproveche y hablé con ella para pedirle que trajese piñones, y así eliminar mi antojo.

Desayuno, charlas con Alex, repaso de latín (tenía examen al día siguiente) y almuerzo (tuve que comer lentejas dos veces ya que no hay platos hondos aún en el piso, y no cabía todo en uno).

Tras comer, llegó Marta, quién trajo mis queridos piñones, cuya duda de Alex era; " ¿cómo vas a partirlos? ". Ella se preparó su almuerzo un rato después de nosotros, por lo que yo me puse a estudiar hasta que tuviera que salir a la estación, a recoger a mi amiga Irenne, que iba a pasar la tarde ayudándome con latín.

Sobre las 15.15 salí en dirección estación de trenes, recogí a Irenne y pasamos una tarde bastante buena entre coñas y rememorando cosas del curso pasado, pero sobretodo, estudiando latín.
Me sirvió de bastante su ayuda, fue muy productiva y decidí no estudiar más y presentarme tal y como iba ya.

Marta se había ido a San Fernando, al cumpleaños de una amiga suya, por lo que volvió tarde.
Eran alrededor de las 23.00 y ambos oímos el portón de abajo abrirse, y como viene siendo típico de Alex desde sus primeros compañeros de piso, quiso planear como asustar a Marta cuando llegase, pero ésta subió las escaleras demasiado rápido y el plan fue fallido.

Fue una noche tranquila entre risas, conversamos con la que iba a ser su tercera compañera de piso hace unas semanas, pero les dio plantón, Marta nos enseñó como es un elefante montado en una moto y próximamente lo hará con otros varios animales y Alex preparó su cena a las 2.00 de la madrugada, cuando yo estaba a punto de acostarme; dos pizzas bien cargadas, creo que no durmió bien esa noche.

Al rato me fui a dormir y puse la alarma bien temprano, tenía examen de latín al día siguiente.

jueves, 12 de septiembre de 2013

11 / 09 / 2013 - ¿Quién soy?

Temprano, muy temprano, con 4 maletas descomunales, un coche cuyo conductor debo agradecer su amabilidad, me dejó en el principio de mi amada calle, a 2 minutos de mi piso.

A pesar de que la calle es corta, tardé algo más de lo normal en llegar, pues tenía que hacer pausas viendo como la gente me veía sufrir por tanto peso y no se ofrecían a echarme una mano.

Llegué, di tres viajes para subir todas las maletas, intentando que nadie se despertase, los muy flojos estaban dormidos. Creo que oí roncar a uno de ellos, pero no sé cual.

Acto seguido, saqué todo el contenido de las maletas y lo puse en su sitio, encendí mi portátil y me senté en el sofá esperando a que se despertasen.

Alex vino primero, luego Marta, parece que se había acostado bastante tarde. Después de que ellos desayunasen (yo lo hice antes de venir), decidimos dar una vuelta por el mercado los tres y comprar cosas necesarias que faltaban en el piso.

Así lo hicimos, pero sólo fuimos Marta y yo, Alex se quedó estudiando para el examen del Jueves.
Nos acercamos por el mercado, viendo todos los puestos y con la baba por lo suelos, por ir con poco dinero. Marta aprendió que soporto más el olor a pescado que a queso.

En mitad del mercado, me encontré a una de mis mejores amigas de mi ciudad, justo cuando estaba hablando por teléfono, y confirmé que es muy estresante hablar por teléfono y con alguien en persona a la vez.

Pasamos por un puesto de frutos secos, y vi piñones, de los cuales tenía antojo desde hace años, por lo que pregunté por su precio y decidí volver pronto para comprarlos.

Cuando estábamos a punto de entrar en el Carrefour Market para comprar las cosas, pensamos dar una vuelta antes por Cádiz y volver más tarde, y así hicimos.

Ya volvimos a casa después de haber paseado y comprado, habiendo sudado la gota gorda para encontrar un gel para manos.

Alex no se había movido del sitio, no tenía la sensación de que hubiese estado estudiando todo el tiempo.

Almorzamos, cada uno un plato totalmente distinto, Marta se fue a estudiar fuera y yo a mi habitación, a hacer frases en latín hasta declinarme la cabeza.

Ya entrada la tarde, Marta nos avisó para que fuéramos con ella a comprar cosas que aún faltaban, bastante difíciles de conseguir, como una papelera, tijeras de cocina, hule...

Tras un bonito paseo gaditano con el atardecer, un par de fotitos y de que Alex se comprase una cachimba, volvimos a casa, ya era de noche.

Faltaba algo para hacer una cachimba... ¿qué era? ¡papel de aluminio! Primero fuimos Marta y yo a preguntar a nuestros dos vecinos, no había nadie en todo el bloque, pero al rato fue Alex y sí estaba la vecina de abajo, algo mayor, quién a pesar de pedirle sólo un trozo, quería darle el rollo entero, muy generosa.

Tras cenar y "sofear" un rato, pusimos la cachimba (dos hicimos) y estuvimos poniendo música los tres por turnos y jugando a '¿Quién soy?'

A mí me tocó adivinar a Piraña, Shakespeare y Kiko (el de Los Caños), a Marta Tinti Winky, Augusto Pinochet y al vecino Santiago y a Alex el Machu Pichu, INCO y la madre de Marta.

Fue una noche genial, hasta las tantas y llena de risas, me estoy empezando a enamorar de esta nueva experiencia, sobretodo, por quienes la estoy viviendo.

lunes, 9 de septiembre de 2013

09 / 09 / 2013 - No recordaba lo que era coger un autobús

Hoy me he despertado muy temprano; anoche dejé la persiana y ventana algo abiertas, hacía calor y me apetecía sentir la brisa gaditana por la noche mientras dormía, pero claro, cuando salía el sol, me quedé ciego y desvelado, por lo que tuve que levantarme a las pocas horas, sobre las 10 ya estaba en pie.

Hacía algo de frío, sí, echaba de menos sentir frío al levantarme en vez de despertarme sudado o acalorado. Cuando me levanté y me puse el bañador (suelo usarlo en vez de pijama), me dirigí hacia la cocina y al cuarto de Alex, estaba silencioso el piso y él no estaba allí, por lo que pensé que no había nadie. Acto seguido, me dirigí hacia el salón pasando por el pasillo corriendo (ideal para usarlo en las olimpiadas 2020 en los 100 metros lisos), me sentía libre y con ganas de hacerlo, pero frené en seco; Alex estaba en el sofá del salón con alguno de sus modernos aparatos, por lo que la exhibición de libertad al tener el piso sólo para mí lo tenía que dejar para otro día.

Tenía pensado ducharme, así que le comenté que como iba el termo y tal, cosa fácil, conseguí ducharme con la temperatura ideal y justa para despertarme por completo y sentirme fresco.

Poco me quedaba en el piso tras ducharme, ya que volvía a casa, aún me quedaban cosas por recoger. Estuve en el salón estudiando latín, asignatura de la cual me examino este viernes, mientras que Alex pactaba con el vecino el tema del internet y por fin, a partir de ello, pudimos navegar con velocidad por todos los rincones de la casa.

Marta llega hoy entrada la noche y yo mañana por la tarde, que ya estaremos los tres juntos, esto no ha hecho más que empezar.

08 / 09 / 2013 - Mi primer día

Eran las nueve de la mañana cuando el móvil sonaba, con su horrenda música no debía de alegrarme su sonar pero ese día mi vida iba a cambiar.

No me desperté solo, fue agradable mi compañía antes de partir, tampoco fui solo, también muy buena la compañía del trayecto y tarde gaditana. Con mi maleta "tonelática" y mis dos mochilas, recién salido de la ducha gracias a la fusión entre un coche y un charco, ahí llegaba yo, al 15 de la C/ San Juan.

A unos pasos de mi bloque de pisos, tan corriente como otro cualquiera, mi compañero el ingeniero informático y asidoniense, Alex, corriendo venía hacia mi, a saludarme, como si de verme se alegrase. Me dijo que dejara mis cosas en el rellano, junto a las suyas, y que aún le quedaban más por sacar del coche, así que fui a ayudarle. Tras eso entendí porque dio tantas vueltas; este chico se había traído todo su cuarto en el coche, que digo cuarto, media Medina se encontraba en el rellano de nuestro bloque de pisos.

Colocadas las cosas, mis bolsas y mochilas quedaban eclipsadas por la cantidad de inventario que este chaval traía. Eran las 10:40 y a las 11 habíamos quedado, la casera y su padre... digooo... marido llegaban algo tarde. Mi otra compañera, Marta, filóloga inglesa un año más avanzada que yo, me dijo en un sms, sí, sms, no tengo "whatsapp", que tardaría algo más en llegar.

Una vez llegados los caseros con sus hijas rubias (igualitas a su abuelo, digooo... padre) y subidas todas nuestras cosas, llegaba Marta, unos diez minutos después. No iba sola, venía con sus padres, bastante majos.

Pago del primer mes, revisión de inventario, muestra de la azotea, bastante grande y con vistas, tiene algo, es mi zona favorita. Marta había sido una chica precavida y trajo bastantes utensilios comunes de limpieza, y como dato de interés, su madre fue la primera en usar y estrenar el cuarto de baño, siendo Alex el segundo, yo el tercero y Marta seguramente la quinta, ¿queréis saber quién fue el cuarto? pues os quedáis con la duda, el próximo 20 de junio lo sabréis.

Tras marcharse los caseros y los padres de Marta, quien se tuvo que ir al rato por motivos médicos, empezamos a colocar nuestras cosas, pero no era la hora más indicada para mí para hacerlo, no al menos la ropa, así que lo dejé todo en la maleta de 90 kilos y sólo coloqué las cosas del baño y algunas cosas puntuales de una de las mochilas.

No me apetecía quedarme en el piso, había traído comida para llevar, así que acompañé a Marta hasta la catedral y de ahí di un paseo enorme gaditano, incluso algo de color he cogido, a las horas volví al piso.

En ese tiempo, Alex había estado intentado alguna manera de tener internet a duras penas, cuya única alternativa fue hacer lo mismo que las antiguas inquilinas norteamericanas, contratar internet a medias con el vecino de arriba, que nos sale a unos 6 euros por cabeza al mes, un chollo.

El vecino de arriba aceptó, cordialmente, se llamaba Santiago y había tomado el sol durante muchas horas sentado, poco recomendable.

Y así quedamos durante toda la noche Alex y yo, compartiendo experiencias y conociéndonos un poco, a duras penas con un internet tortuga al lado de nuestro ventanal del salón, no porque hiciese calor, no, sino porque no había conexión en otro lado de la casa.