sábado, 28 de septiembre de 2013

27 / 09 / 2013 - Las primeras gotas

Mucho sueño, no os podéis imaginar, había oído horas antes de levantarme gotas caer, al parecer había llovido, pero en ese momento hacía mucha calor y el sol pegaba bien duro, quizá sólo lo soñé.

Como esperaba visita, debía vestirme y salir para recibirla, pero esa mañana el sueño podía conmigo, así que me di una leve ducha calentita y volví a la cama a esperar que viniese. Así hice, un buen rato de sueño de nuevo hasta que llamaron al telefonillo.

Estuvimos un rato en el piso hasta que salimos a dar una vuelta. Al minuto de haber salido, sentí frío, había una ligera brisa bastante helada, por lo que volví para pillar una sudadera, y justo en el portal del piso, me encontré a la señora que vivía debajo nuestra. Se quejó bastante del ruido de ruido de la noche anterior, del sillón de tres toneladas que hace ruido al moverse (no hay otra forma, pesa mucho), de que dejaron la puerta de abajo abierta al salir (falso, la cerraron) y de que el ruido estuvo hasta las 4 de la madrugada (se fueron a las 2). No me gustó su actitud, así que le di la razón dejándola feliz en su ignorancia y subí. Advertí a Marta de lo la noche anterior y que intentara no repetirlo, cogí la sudadera y volví, corriendo porque llevaba bastante tiempo esperándome.

Voltio por las calles gaditanas, vimos locales bastante interesantes, paseo por la playa, fotos, etc. Al rato, volvimos para almorzar y descansar, hasta las 3 o 4 horas, que volvimos a salir. No llovía aún, pero las nubes negras descargarían en breve. Fuimos a ver una exposición de títeres, bastante entretenida y curiosa, os la recomiendo. Compramos churros, nos mojamos, hicimos la compra en el Carrefour, que estaba de rebajas de otoño imagino, porque la cola que había no era normal.

Durante el paseo, estuve pensando qué día volver a mis tierras, ya que debía de hacer una última visita antes de empezar las clases, y mi hermana y una amiga tenían pensado venir y quedarse al día siguiente, pero de esa forma sólo volvería para un día y lo más probable es que no hiciésemos mucho por la lluvia, así que esa noche acabé de vuelta en mi hogar, después de haber cenado y despedido a toda la casa (que ese día también se llenó, así que el Tabú y juego para otro día).

Fue un día precioso, ya echaba de menos la lluvia entre otras cosas.

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