Las clases de Alemán son productivas, pero un poco monótonas y lentas, así que aunque quisiera no os podría decir nada curioso sobre ellas. La tarde del jueves y la mañana del viernes tenía Teatro, como siempre, y en ellas, a pesar de no haber sido las mejores para mí, creo que me mantuve en la línea de no dar ni un 10% de mi capacidad al salir al escenario, digo... la silla. Hice de director de una empresa de mentiras, de abogado del diablo, loco ¡que no está loco!, padre con hija embarazada, cotilla y novio cuyos padres se casaron en Cuba.
Fuera del mundo teatral, y es gracioso, ya que todas las cosas que voy a mencionar las hice con gente del grupo; di un paseo por Cádiz y visité el ECCO de Cádiz, sitio al que debo volver más veces, arte y paz, la combinación perfecta, también nos tomamos algo en La tabernita, bueno... me invitaron porque esta semana el dinero no ha ido de mi mano y por la noche nos reuniones en mi piso entre decoración carnavalesca, picoteo, bebidas, manchas que se movían de Miguel, tácticas de exterminio de Luis, gitanos de Sara, escenas de matrimonio entre Laura y Álvaro, el hombre que se quedó dormido en Ceuta y mis anécdotas con gente que solía vivir en mi piso, una noche más que estupenda, obligatorio repetir.
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