domingo, 6 de abril de 2014

05 / 04 / 2014 - Los sábados al sol

Creo que cuando concilié el sueño eran algo más de las 7, hora en la que normalmente me levanto para ir a la facultad. Por eso, aunque pusiese la alarma, la único que me despertó fue una llamada de teléfono a las 4 de la tarde, sino me hubiera dado el domingo en la cama.

Maleta, almuerzo y estación, sin prisas, el primer bus que llegase en ese me subiría. Pero claro, llegar a las 17:18 viendo como el autobus se va y el próximo era a las 18:15... no era nada confortable. Por lo que agarré el libro de Moll Flanders, me puse al sol cual paloma en el Genovés y lo terminé (376/376), justo cuando llegaba el bus hacia mis tierras.

Adiós libro, hola películas.

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