Os voy a contar poco más que algo gracioso que ocurrió este día. Sí, una tarde y noche guay con Marta, pero mientras estábamos con nuestros respectivos cascos, alguien entró en el piso, bueno, hizo el intento forzoso de entrar, ya que le costaba dar con la llave correcta. Me sonaba mucho su cara, pero ni idea de quien era. No iba sola, es más, creo que va en un pack de dos inseparables con quien vino. Dejó 16 euros en la mesa y se llevó el bote caducado de clara de huevo. Espeluznante hecho... si se repite llamaré a Cuarto Milenio.
¡Ah! Esa misma tarde, justo después de eso, recibí una llamada de alguien que me alegró el día, le envío besos online y bonitos desde aquí.
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