miércoles, 7 de mayo de 2014

04, 05, 06 / 05 / 2014 - Paranormal

El domingo llegué al piso, pero no estaba solo, estuve toda la noche acompañado por mi cansancio. No hice nada que os parezca interesante más allá de decidir que en agosto seré muy amigo de los húngaros y alemanes, aunque sólo la mayoría nos llevemos bien y ver un capítulo de Shinigami no Ballad, serie cortísima que no os recomiendo.

El lunes me levanté a las 7, después de haber dormido un par de horas y con la intención de desayunar y volverme a meter en la cama, pero una cosa llevó a la otra y acabé yendo a clases, total... Marta llegó mientras me tomaba el café, y la verdad, no sé que tipo de relación tiene con su cama de Sanlúcar para levantarse a las 6 de la mañana y llegar aquí al piso para seguir durmiendo, por mucho que lo estudio no logro entenderlo. Entre una clase y otra estuve un rato en la biblioteca con Laura, Alberto y Pau poniendo a Marta verde por lo inteligente que había sido mientras leía un poco más de Orgullo y Prejuicio (280/367). Después de la biblioteca tenía la clase de inglés teórica y práctica, y en cada una me ocurrió algo muy Zúh, muy típico de mí; en la teórica nos dieron los resultados del segundo parcial, examen el cual no estudié nada, y para mi sorpresa, como siempre, hago mejor los exámenes que no estudio que los que sí, y mi resultado fue un 8.1, así que mi consejo es que no comáis carne roja (me liao), y en la clase práctica había que exponer un trabajo el cual no me enteré de nada, así que me salí antes para coger el tren, ¿qué tren?, ¡esa es la idea! Una vez salí de allí, me esperaban horas de ensayo, ensayo de escenas en las que no aparezco, pero sí de la obra en la cual participo, por eso veo sensato ir absolutamente a todos los ensayos da igual lo que tenga que hacer, mi prioridad es que salga bien todo lo que me comprometo a hacer. Y de los ensayos... sólo diré que no soy nadie para hablar, me voy a callar la boca y esperaré al estreno, que por cierto, está ahí en la esquina, la de las prostitutas. Hablando de mi salud, durante el ensayo me dio una ligera subida de tensión, notaba el corazón salir de mi pecho, pero es normal en las condiciones que vivo ahora, nada grave. Sé que estoy incluyendo todo en un mismo párrafo enorme dedicado a un sólo día, pero yo lo llamo libertad de modo de expresión. Una de los temas interesantes que hablé ese día fue mi comparación con un zombie, ya que al fin y al cabo sólo me interesan los cerebros de las personas y las cabezas que lo llevan, nada más. Tras el ensayo, volví al piso a recoger un par de cosas, llamar a Marta tonta e ir a casa de Luis, que me invitaba a cenar arroz en su casa y a jugar al Alone in the Dark, el cual ya me tiene enganchado pero debemos buscar la manera de jugar sin errores, someday... for if maybe. Esa misma noche me apareció un gran arañazo múltiple en el brazo el cual sólo me lo podía haber hecho durante la tarde, pero aún no he encontrado el momento en que pude hacerme semejante arañón múltiple, ni mis uñas pueden hacer tal, misterio número I, Al irme, algo que no voy a contar sobre las escaleras del piso de Luis y sin explicación alguna me ocurrió, pero para evitar quedar más  loco (más aún), lo investigaré por mi cuenta, sólo os digo que tardé 38 minutos en llegar al piso en vez de 3 minutos de distancia que hay de un piso a otro, misterio número II.

El martes me levanté bastante tarde, era normal, no tenía clases y el sueño vino casi cuando ya amanecía. Aún estaba en shock por la noche anterior. Almorcé, me afeité y me duché con velocidad x18, ya que Eva quería que la rescatase de esperar horas y horas sin que nadie de teatro viniese, y yo era su elegido. Nuestra cita romántica, junto a Bárbara, que fue la que formó el trío gastronómico, se puede resumir en estas palabras: micolápiz, pimiento, texturas, plátanos fritos, palmera de chocolate, ¿dulce o bocadillo?, frutas, sobaos y potaje. A veces solemos hablar de comida, pero no es muy común entre nosotros... Al rato comenzó a llegar el resto de personas y vuelta a los ensayos, aunque tampoco eran mis escenas. Respirar hondo y volver a casa, que Marta aunque no lo parezca, me quiere mucho y me prepara la cena con mucho amor (aunque a veces pienso que lo hace para que sea yo el que friegue los platos, que ya ha vivido más veces en piso compartido y me saca ventaja). Noche corta pero bonita con Marta y a mi cuarto a hacer cosas, un poco de Orgullo (290/367) y a dormir, que el día siguiente iba a ser aún más duro que los anteriores.

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