"Oye Marta, si mañana no me levanto, dale golpes a mi puerta y me despiertas, ¿vale? Ya mañana voy a clase, lo prometo".
...
...
...
"Mejor no me despiertes, que voy a seguir durmiendo".
Y así empezó mi miércoles, enamorado profundamente de mi cama. Cuando desperté, Marta ya estaba en Sanlúcar. Volví a quedarme solo durante otra racha de días, pero bueno, tiene sus ventajas, hace calor y... soy hombre.
Hice muchas cosas productivas, todas relacionadas con leer y escribir, ¿acaso alguna vez no he dedicado mis horas muertas a estas dos cosas? Creo que vivo para ello. Sólo os destaco que voy avanzando poco a poco con Orgullo y Prejuicio (220/367) y que mi maravillosa profesora de Narrativa nos ha añadido un tercer libro, muy maja ella, ya os diré el título cuando acabe con esto, digo... este.
Por la noche invité a Luis a cenar y a echar unas partidas al Crash Bash, que oye, poco a poco estamos consiguiendo todas las gemas, talismanes y reliquias. Cenamos verduras con... sólo verduras, y de postre una tarrina entera Carte D'or de vainilla mientras jugábamos cómodos en los sillones, una buena noche.
Antes de acostarme vi un par de capítulos de Madoka, a ver si le pillo el gancho de una vez, pero no, aún no. Y la pregunta clave, ¿madrugaré mañana para ir a la playa o me quedaré durmiendo? Ahí lo dejo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario