viernes, 23 de mayo de 2014

22 / 05 / 2014 - Operación melón


Increíble pero me desperté (y levanté) medianamente temprano, tal y como me había propuesto la noche anterior. Mi cuerpo me dio los buenos días y yo le devolví el saludo acicalándolo y dándole un estado medianamente presentable.

Marta estaba pachucha, llegaba de clase y se fue a dormir, se sentía tristona. Me fui al mercado, a ojear los puestos de fruta para ver en cual de ellos compraba mi ansiado melón. Durante mi paseo mañanero cree un grupo con Manu y Laura para darle una merienda sorpresa a Marta y alegrarle el día y así comer todos melón. Les pareció buena la idea aunque uno fuese alérgico y a la otra no le gustase mucho. Así acordamos y seguí con mi paseo. Preparé algo misterioso y bonito para alguien pero es un secreto, seguí avivando mis hormonas paseando por las calles llenas de gente y... buff. También me pasé por la tercera librería de Raimundo, la del centro, ya que no suelo ojear mucho por ella, y evidentemente no salí con las manos vacías, estoy leyendo muchísimo, Cádiz me está viniendo muy bien para remontar mis horas de lectura perdidas, y es que hacía tiempo que olvidé que leer es una de mis grandes pasiones, no todo es escribir en esta vida.

Llegué al piso y Marta seguía dormida, almorcé y Marta seguía dormida, lavé los platos y Marta seguía dormida, repasé un poco el Campus Virtual y Marta seguía dormida, me lavé los dientes y arreglé un poco para salir y Marta seguía dormida, me fui y Marta seguía dormida, así que... ¿quién es el dormilón ahora?

Al ir a casa de Luis me encontré una paloma anciana y pocha al sol, apenas podía moverse y no parecía que le quedase mucho de vida. Hacía tiempo que no vivía tal momento de angustia, me quedé mirándola  durante un rato, pensando qué podría hacer, si quizá darle algo de agua... pero hice caso a mi conciencia y le di su espacio que seguramente en ese momento, su momento, era lo que más necesitaba. Aunque no lo pareciese, esa imagen tan trágica no se me borró de la cabeza e hizo mi día.

Un rato con Luis, yo estudiando y decidiendo sobre qué hablaré en el examen oral de Inglés de junio, decidiendo al final que sobre el Brain Drain, mientras él terminaba de jugar al 999, juego que yo le recomendé y espero que haya sabido valorarlo.

Volví al rato al piso y Marta se iba a dar una vuelta, al mismo tiempo que Manu estaba comprando las empanadas e iba a recoger a Lau para venir. Dejé que Marta se fuese, y la pregunta fue... ¿qué hago ahora? Y la respuesta fue... ¡teatro! Le dije a Marta que viniese corriendo que era urgente, cuando llegó le hablé como si nada pasase, y como le extrañó y no pude mantener ese estado más, le dije que buscase algo que había escondido por toda la casa, por la cocina... cerca de la bombona... por el telefonillo... ¡están llamando! ¿Quién será? ¡Manu y Laura! ¡Sorpesa! ¡Traen empanadas! Así somos nosotros, por eso yo los llamo mis amores, y si pudiese, me casaba con los tres.

Bueno, cuando se fueron me entró el sueño, tuve una mini Martunoche, le dijimos cosas bonitas a Javi... ¡ah! ¿Que no sabéis aún quién es Javi? En el próximo capítulo os lo contaré. Hice cosas del campus, ya tengo que empezar a ponerme las pilas, alguna que otra cosica y a dormir.

En resumen, tengo un corazón de melón.

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