Es la primera vez que empiezo a hablar de Cádiz desde la playa de Cortadura, y es que ayer mantuve con Luis una desafiante carrera de autobuses mientras yo iba por la avenida y él por la carretera paralela a esta. Hubo momentos en los que fui en cabeza con algo de diferencia, pero las numerosas paradas y semáforos en rojo que me tocaron hicieron que Luis tomara las riendas y llegase a la meta cuando yo estaba aún llegando a Puerta Tierra. Ha sido la cosa más surrealista en estos ocho meses y medio que llevo en Cádiz. De momento vamos 0 - 1, os confirmo que habrá revancha.
Tras eso me acompañó hasta mi piso ya que somos prácticamente vecinos y él se fue al suyo, aunque me dijo que cuando terminase con mis cosas y cenase fuese para pasar la noche allí. Así hice, volví al piso, me puse al día con mi querida mujer de verde Marta, colocamos las cosas y para casa de Luis.
Buena noche, él con sus cosas y yo con las mías, pero al menos con compañía, aunque entre una cosa y otra sólo le faltó sacar el cuchillo y humillarme, porque parece que ayer la tenía tomada conmigo, ¿no era suficiente con haberme ganado en la carrera...?
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