jueves, 6 de febrero de 2014

05 / 02 / 2014 - A Dios le gusta observar

Es un bromista, un sádico, un payaso, el peor casero del mundo.

Esas entre otras muchas cosas estuve recitando ayer en voz alta aprovechando los ratos que no estaba Marta en el piso (es decir, todo el día, tanto aulario no es sano). También comencé a leer el más corto de los textos del próximo y último examen, en el que concluí que el destino de una pareja no radica en las decisiones de los dos, sino que con la de uno ya basta para cambiarlo todo.

Un día muy vago, también de desconexión en línea, creo que es lo mejor que he hecho desde hace meses, así también me dedico tiempo a mí y a quien yo crea conveniente, el tiempo es oro, como el apellido de Germán.

Como anécdota diré que a Marta se le olvidó los apuntes en el piso cuando ya estaba en el aulario, por lo que tenía que decidir si era más importante secarme los pelos o ir a darle el encuentro y dárselos, pero ella era prioritaria, aunque eso sí, se autoproclamó compañera de piso tonta e imbécil, ella misma eh, luego no quiero quejas.

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