miércoles, 12 de febrero de 2014

11 / 02 / 2014 - Las aventuras de Zúh Malheur Bonheur

¿Con las pilas cargadas a las 7 de la mañana? Cosas peores he hecho, pero sólo importa el día de esta entrada, después de haber dormido dos míseros pares de horas y leído algún que otro texto a tempranas horas de la mañana.

Fui al examen y no os voy a comentar nada, o sea, nada, ni voy a leer más textos nunca jamás, ¡nunca!, luego a entregar el papeleo de la erasmus, buscar a Marta a la facultad, acompañarla al banco a que saque dinero, volver al piso para buscar un recibo, ir a otro banco a ingresar el dinero, esperar una cola enorme llena de viejas y volver al piso para encontrármelo vacío. Entre otras muchas maravillosas cosas que no dejan que tome un respiro.

Luego por la tarde empezó la mayor de mis locuaces desventuras; ir con la bici de Marta (no nos entendemos muy bien aún) desde una punta de Cádiz a otra, con lluvia y viento en mi contra, además de un par de personas a las cuales estuve a punto de atropellarlas y cambiarles la vida.

Llegué a mi destino y pasé una buena noche tras darme una confortable y relajante ducha (que ya la necesitaba), en buena compañía y haciendo tonterías a más no poder. Conocí a una perrita y desde entonces creo en el amor a primera vista, se llama Tigrila (o Tigrilia, Tigridia... yo que sé, yo la llamo Clara) y es lo más adorable que he visto en toda mi convivencia en Cádiz.

Pasé un buen rato con Cristian, con quien hicimos nominaciones, entrevistas multiculturales y frikadas en general, me quedé a dormir en su piso ya que hacía un temporal de mil demonios y tenía que ir en bici, cosa mala.

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