viernes, 8 de noviembre de 2013

07 / 11 / 2013 - Ser o no ser gay, he ahí el enigma de Shakespeare

Lo tuve bastante presente al pequeño Will, él, su misteriosa orientación y sus alusiones sexuales fueron el protagonista la clase de literatura, clase calentita y distraída, la mejor del curso hasta ahora. Por si no eran suficientes todas las indirectas, el colmo fue lo que apareció en mi mesa; mientras se alegaba que Shakespeare era un homosexual reprimido  y a la vez un escritor brillante, una mariquita dorada se posó justo en frente mía, yo la llamé "Golden Ladybug", ya que estaba en una clase de Inglés. No hace falta explicar mucho más, cada vez que vuelva a ver una, y no amarilla eh, dorada, me acordaré de William.

Se fue libre por toda la clase después de asustar a mi compañera (Sí, pensaba que iba a morderle o destriparle un ojo con sus alas) Espero que no fuese pisoteada cuando la clase terminó y que siga dedicándole sonetos a bellos hombres. Incluso en la clase de Alemán fue mencionado Shakespeare, y en más de una conversación que mantuve durante todo el día.

Volví al piso con bastantes ganas después de terminar, me apetecía ver a Marta, ya que no estaba muy bien y me había dejado un poco preocupado la noche anterior, hablamos bastante ese día y pasamos una tarde y noche muy divertida, no me despegué de ella en todo el día (no es que quisiera hacerlo, pero cabe destacarlo), escribió por segunda vez en Zúhmánticos, "merendamos" juntos, también cenamos, junto a la compañía de Laura, que se quedó a dormir esa noche, nos encontramos con alguien a quien me apetecía bastante ver mientras íbamos a comprar la cena, incluso me dio dos abrazos, bastante confortables, cálidos y sinceros.

Cuando Alex se fue a tocar las campanas, nos quedamos los tres solos, con mi "mantita", y tras horas para elegir una película la cual ver, optamos por "loh intraleichon", una gran película, con una trama bastante currada y fluída y con ganas de ver más (nótese la ironía). Aunque lo que sí fue verdad, y ya lo volveré a comentar en poco tiempo, es que me sentí totalmente identificado con la chica de la película, tanto por ella mismo, como con su pareja y con las relaciones entre los demás, era yo, yo mismo, sin Irene.

Después de ver la grandiosa peli, abrazos, besitos y a aplastar almohadas.

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