Zúh está un poco frío, ¿no?, aunque tampoco hay que darle mucha importancia, la temperatura también y no nos preocupa, ya que sabemos que en unos meses volverá a subir.
Estoy intentando disfrutar los días gaditanos lo mejor que puedo, paseos, algún que otro trago, estoy estrechando relaciones con gente nueva, playa, brisa, alemán, alturas y bajuras, compis de piso, vueltas y desvueltas a pueblos de origen, gaviotas, palomas, sol, nubes, mantita y atún.
Ya sabéis qué necesito para sentirme bien, sólo es cuestión de esperar a que llegue, tengo una almohada en la que apoyarme por cada día que no viene un hombro a sustituirla.
Ha sido una semana de emociones, algo frenética pero aburrida por otra parte, como sentirse siempre bien por fuera pero sólo a ratos por dentro.
He ejercido de enfermero y de psicólogo; ni mentalmente ni físicamente está mi alrededor en su mejor momento. Estoy conociendo más a fondo a mis compañeros y amigos de Cádiz, porque sí, ya los considero grandes amigos míos, tanto lo bueno como los condones sucios, digo... trapos.
Tuve una visita de un par de días que me ha gustado bastante, debería repetirse más a menudo, me he sentido de verdad como en casa, como pocas veces durante estos últimos años he podido estar.
Podría seguir, pero sólo sé contar hasta el 21, ¿me ayudas a seguir?
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